Hay momentos en la vida en que todo parece derrumbarse. Las puertas se cierran, las fuerzas se agotan y las oraciones parecen no pasar del techo. Fue en una noche así que Pablo y Silas, golpeados e injustamente encarcelados, decidieron usar una de las armas más poderosas del creyente: la alabanza: “A medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos…
