Imagina dejar caer una pelota de tenis y un huevo desde la misma altura sobre un piso duro. El huevo se quiebra y se derrama: no hay forma de repararlo. La pelota, en cambio, simplemente rebota. Mismo piso, misma altura, dos resultados distintos: uno termina roto sin remedio; el otro se levanta. La pregunta es: ¿Quién eres tú cuando la…
