
¿Sabías que Dios no te sugiere que te goces, sino que te lo manda?
En Filipenses 4:4 Pablo escribe:
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
Estas palabras no fueron escritas desde un resort, sino desde una cárcel. ¡Y aun así, el apóstol habla de gozo!
Eso nos recuerda que el gozo cristiano no depende de las circunstancias, sino de la relación con Cristo.
Cuando la alegría desaparece fácilmente ante la crítica, la falta de dinero o los retrasos en los planes, lo que realmente está siendo probado no es nuestra situación sino nuestra fuente de gozo.
El Señor te invita hoy a levantar la mirada y decidir: “Voy a obedecer este mandato. Me regocijaré en el Señor.”
No porque todo esté perfecto, sino porque Él es perfecto, y Su presencia es suficiente.
Reto práctico: antes de dormir, menciona tres razones por las cuales puedes regocijarte en Dios hoy.
Descubrirás que el gozo no se fabrica… se obedece.
Este pensamiento está basado en mi libro
“El Gozo del Señor es mi Fortaleza: 5 estrategias efectivas para cultivar una vida de gozo.”
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