
Todos queremos ser felices. En cada cultura, idioma y generación, el deseo de felicidad es universal.
Pero aquí va una verdad sorprendente: Dios no nos llamó a buscar felicidad, sino a vivir con gozo.
La felicidad depende de lo que pasa a tu alrededor.
El gozo depende de quién vive dentro de ti.
Felicidad: una emoción pasajera
La felicidad es real, pero frágil. Cambia con las circunstancias:
- Eres feliz cuando te ascienden… y triste cuando te despiden.
- Feliz cuando te aman… y dolido cuando te rechazan.
- Feliz cuando todo sale bien… y frustrado cuando no.
Por eso, muchos viven repitiendo inconscientemente la frase:
“Seré feliz cuando…”
Pero las circunstancias cambian. Y si tu felicidad depende de lo que cambia, vivirás en una montaña rusa emocional.
“¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan,
y vuestro trabajo en lo que no sacia?”
(Isaías 55:2)
Gozo: una decisión espiritual
El gozo, en cambio, no depende de lo que sucede, sino de en quién confías.
Es una fortaleza interior, no una emoción externa.
Felicidad | Gozo |
---|---|
Depende de las circunstancias | Depende de mi relación con Dios |
Es temporal y cambiante | Es duradero y estable |
Es una reacción | Es una decisión |
Se basa en lo externo | Se arraiga en lo eterno |
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
(Filipenses 4:4)
“He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.”
(Filipenses 4:11)
El gozo no es ignorar el dolor, sino recordar quién está contigo en medio del dolor.
El secreto del gozo que permanece
“En tu presencia hay plenitud de gozo;
delicias a tu diestra para siempre.”
(Salmo 16:11)
El gozo nace cuando decides confiar en que:
- Dios está contigo.
- Dios está en control.
- Dios es suficiente.
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
(Juan 16:33)
Conclusión: una invitación
La felicidad se acaba cuando cambia el clima.
El gozo florece aun en medio de la tormenta.
“Este es el día que hizo el Señor; me gozaré y me alegraré en él.”
(Salmo 118:24)
Oración
Señor, enséñame a vivir con el gozo que viene de Ti, no con la felicidad que depende de lo que pasa.
Que mi fortaleza no esté en mis emociones, sino en Tu presencia. Amén.
Llamado a la acción
Comparte este mensaje con alguien que necesite recordar que el gozo del Señor es su fortaleza.
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